viernes, 11 de mayo de 2012

DÍA DE AUTOCRÍTICAS... Y DE LEVANTARSE

Pocas ganas tengo de escribir, pero menos ganas aún tengo de que la gente desconozca cuanto siento y  pienso. La tristeza y la pena que sentí cuando pitó el árbitro el final del partido sólo fue superada por la que sentí cuando veía las lágrimas de Ander, Iker, Ibai, Andoni... recogiendo las medallas de subcamepón. Fue el momento en el que me derrumbé y me puse a llorar como un niño mientras aplaudía a rabiar por la gesta conseguida tras 8 meses de trabajo y esfuerzo. Y es que no nos podemos olvidar que estos chavales han estado toda la temporada peleando y sufriendo para llegar hasta donde hemos llegado, y que como los demás, como los Jon, Joseba, Alain, Carlos... todos aficionados del Athletic, son personas, que han cargado con toda la responsabilidad de tener que luchar por miles de aficionados que hicimos otros esfuerzo enorme por estar a su lado en el día más importante de su historia. Por eso, no podemos permitir que 90 minutos de desaciertos causados única y exclusivamente por el estado mental emborronen tantos y tantos meses de trabajo, de jornadas dobles de entrenamiento, de partidos cada dos o tres días, de vídeos visionados de los rivales, etc.


Ahora es cuando la afición del Athletic, que tampoco estuvo a la altura en Bucarest porque fueron barridos del campo por la afición colchonera, debe demostrar que es diferente. Dejémonos de dar palos, no he parado de escuchar comentarios del tipo "¿para eso he venido yo hasta aquí?" o "qué vergüenza he pasado". Todos y cada unos de los que fuimos a Bucarest sabemos que en el fútbol uno gana y otro pierde en un partido. No se compitió de tú a tú en el campo y tampoco en la grada. Debemos ser autocríticos, cada uno en lo suyo. Los jugadores y el cuerpo técnico deberán analizar por qué no se ganó, y nosotros como aficionados debemos plantearnos una cosa: ¿por qué cuanto más nos necesitaba el equipo no estuvimos ahí para arroparles y llevarlos en volandas? Cierto es que animó, que se cantó, posiblemente nos desgastamos en las horas previas por las calles de Bucarest. También se bebió mucho en el previo, me parece inconcebible ver a gente borracha antes de entrar al campo (como aquellos que ni se acuerdan del partido de Valencia de 2009 y encima lo reconocen orgullosos). Pero el hecho de no animar a tu equipo cuando lo está pasando mal o cuando te lo pide (Javi Martínez arengó a la afición tras el descanso y apenas obtuvo 2 segundos de griterío) tampoco habla muy bien de la capacidad de la afición para estar cuando hay que estar.

A disfrutar a Bucarest fuimos todos, y los jugadores fueron a ganar, eso es innegable. Pero la afición no respondió como en otras ocasiones (recuerdo que tras el empate del Sporting en San Mamés no se tardaron ni dos segundos en oir "Athletic, Athletic, Athletic..."). Los cánticos eran cortos y no se oían como debiera, y es que la colchonera también barrió del campo a su rival en la grada. Hagamos autocrítica como aficionados y demos ejemplo como tras tantas veces de ser una afición diferente, de animar cuando no podamos animar más, cuando estemos cansados, cuando las cosas vayan mal, cuando estemos tristes... todo eso son excusas para eximirnos de nuestra responsabilidad (claro está que si el se perdió no fue por la afición, los que juegan son los futbolistas, pero si se anima igual se remonta, si no se anima seguro que no) que estar a su lado cuando se gana y cuando se pierde, animar y apoyar sin descanso.

CAERSE ES POSIBLE, PERO LEVANTARSE ES OBLIGATORIO. Así que todos arriba, vamos a Madrid y apoyemos como siempre hemos hecho, porque el club y los jugadores se lo merecen, y nosotros también. ¡AUPA ATHLETIC, KARAJO!

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